Tras el periodo de prevención y/ estimulación en el lenguaje infantil, al que todos tenemos asociado el concepto de logopedia clinica y clásica, se abren más posibilidades para mejorar el lenguaje oral, la comunicación durante la edad adulta desde una perspectiva más social y para la mejora funcional en situaciones concretas, con metas e intereses en la vida real, donde se ven implicadas las habilidades y capacidades lingüísticas orales.
La voz también se puede tratar y mejorar en personas adultas
En éste caso nos referimos a una logopedia terapéutica adaptada a las necesidades reales de cada paciente. Ya en la edad adulta, se tienen otro intereses, relacionados con metas más concretas: puede ser que tengamos que exponer en público un trabajo en la Universidad, como por ejemplo, el trabajo de fin de grado, pasar una prueba de selección para un organismo o preparar una entrevista de trabajo. En todos éstos ejemplos, se puede entrenar, formar o reeducar, mediante la voz, mejorando las habilidades lingüísticas orales, para llegar a conseguir una comunicación efectiva.
Se tratan normalmente en sesiones de logopedia adaptativa, dónde no sólo se centra el trabajo en el despacho o gabinete, dentro, con ejercicios en el espejo, si no que se trabaja mucho fuera, en el exterior, en la vida. Para normalizar y adecuar los nuevos patrones de voz o conocimientos, es necesario estar en el día a día; salir a tomar un café o comprar, pasear por el parque y exponerse a ruidos ambientales, donde se pueden generalizar los comportamientos de la voz, que queremos mejorar o cambiar y sobre todo en su uso, es una mejora funcional.
Existen otro casos, dónde ya se ha pasado por un tratamiento logopédico, hace tiempo y quedan pendientes mejoras, por ejemplo, se dieron sesiones de logopedia para decir la “r” de pequeño y aún así quedan matices, sonidos por pulir, pues no se consiguió una consolidación efectiva y al hablar suena como una “R” forzada o rara.
La voz en contextos laborales
Somos personas mayormente hablantes y comunicantes en todo momento, para socializar o para mejorar laboralmente, es muy importante el uso que hagamos con la voz. Un ejemplo de contextos laborales más significativos en cuanto a la voz y su uso, es cuando se está de cara al público o en las labores comerciales, dónde en el discurso se integra una argumentación para convencer al otro interlocutor de la necesidad de comprar un producto.
Así mismo, también es muy importante mejorarla cuando ésta no es la que queremos, o no funciona como esperaríamos, pues, en algunos casos, puede llevar a problemas en las habilidades sociales, que se reflejan en el estado de ánimo.
El estrés también afecta a la voz
Incluso se dan casos, situaciones, dónde aparece una disfemia, tartamudez, falta de fluidez al hablar, cuando se está nervioso. En adultos se llama tartamudez por estrés, por bloqueos emocionales. Esto hace que la tarea, el trabajo, que cuesta comunicarse, llegue a ser estresante. A mayor estrés, mayor dificultad para conseguir una correcta fluidez de las palabras.
Sugerencias para conversar con una persona con problemas de fluidez en el habla o tartamudez:
En condiciones “normales”, antes de que se diga algo, cualquier palabra, se piensa, pasa por el cerebro, se crea la palabra que queremos decir para que salga fluida. Cuando se produce el tartamudeo, el problema está justo en esta anticipación, en esta secuencia, en esta capacidad que necesita el cerebro previa a emitir la palabra, previa y necesaria antes de hablar.
Por este motivo, se desaconseja siempre que lo podamos detectar, interrumpir a un tartamudo o una persona que le cueste hablar con fluidez.
Normalmente, nos sale sólo, sin malicia ninguna, le decimos: “tranquilo/a” o “espera, respira” … cuando justo es lo que le cuesta. Incluso llegamos a terminar las frases por él, con la mejor intención, para evitarle un posible sufrimiento, que no es tal. Lo que hay que darle, es tiempo. Aguanta, espera y dale un hueco para poder mejorar su secuencia, su fluidez, sin meterle más prisas.
En una buena comunicación, se establecen turnos de palabra para poder usarlos, respeta los tiempos y mejorará su fluidez. El tiempo que tarda en hablar es el que está empleando en pensar y organizar su discurso.
Con técnicas vocales, formación o reeducación de la voz, (ya tenemos educada la voz, sólo hay que re-educar los aspectos que se quieran) se mejoran muchas de éstas situaciones. Siempre y cuando no lleve asociado un cuadro diagnóstico con trauma psicológico grave, en éste caso se debe comenzar por un tratamiento de psicología clínica o con un tratamiento médico especializado, si se trata de un accidente a nivel neurológico o limitación física que impida la articulación.